"Almudena Grandes tenía una opinión clara, pero eso no significa que fuera sectaria"
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"La muerte de Almudena (Grandes) la imagino como un largo recorrido de avión, con su cabeza apoyada en la mía" dice el poeta Luis García Montero, quien fue pareja de la escritora desde que se conocieron en los años 90, en un acto contra la guerra de Irak, (ambos venían de matrimonios anteriores) hasta el fallecimiento de ella en 2021. Es, quizá, una de las frases más tiernas del documental de la directora Azucena Rodríguez, la cual ha sabido componer un retrato complejo (muy humano, como suele decirse) sobre su amiga. No conocemos solamente a Almudena Grandes como escritora, sino también por su amor a Madrid, la maternidad o por la manera en que cocinaba la salsa bechamel para hacer las croquetas.
Pero, en realidad, Azucena Rodríguez tenía pensado hacer otro tipo de documental. Lo cuenta en entrevista con El Confidencial: "Pensé la película cuando Almudena estaba sana, en ese momento lo que quería era hacer una película sobre ella y la literatura, pero entonces llegó la pandemia y la enfermedad y la muerte y no pudo ser. Decidí retomarlo con ayuda de Mariela (Besuievsky, editora y productora del documental), pero me coincidió con el duelo por su pérdida y estaba en un momento de negación. Es una cosa un poco infantil pero me pasé meses y meses montando imágenes de ella de tal forma que en el documental no parecía que había muerto. Pero eso no funcionaba y me di cuenta de que tenía que aceptar y plantear la pérdida".
"Me pasé meses montando imágenes de ella de tal forma que no parecía que había muerto. Pero me di cuenta de que tenía que aceptar la pérdida"
Por ello mismo, el documental va entrelazando imágenes de Almudena hablando para ese primer documental que no salió a la luz, con otras de sus seres queridos, que hablan de la pérdida. "A través de Luis pude contar también la dimensión más íntima, esa que podría haber tenido si hubiese estado Almudena en edición, al final la relatan sus hijos o su hermana. Lo más complicado para mí era oírla y verla durante ocho o diez horas diarias durante meses, dos o tres años. Porque te olvidas de que no está. Pero para mí ha sido paradójico ¿no?, su presencia constante que lo que hacía era poner en evidencia para mí su ausencia no consentida. Irreversible, además".
Cuando Almudena Grandes ganó con tan solo 28 años La sonrisa vertical por
Madrid y la izquierda fueron también dos puntos de inflexión en la vida y la obra de Almudena Grandes. El primero, claro está, porque siempre se le consideraba "la escritora de Madrid", siguiendo un poco la estela de Pérez Galdós. "Iba de lo concreto a lo universal", opina la directora. "Desde luego era la escritora de Madrid, porque era una enamorada de su ciudad y, como ella decía, tenían un carácter similar: un caos ordenado. Madrid era el lugar donde sucedían sus historias, pero estas eran absolutamente universales".
Y el segundo es aún más lógico. La publicación de
"Era una enamorada de su Madrid y, como decía, tenían un carácter similar: un caos ordenado"
¿Es justo acusar de sectario a un escritor cuando tiene una opinión política (que a veces traslada a sus libros)? ¿Debe ser el escritor, en primera instancia, apolítico? "Los escritores son ciudadanos también", explica Rodríguez. "Tienen un punto de vista, están contando las cosas desde un lugar y dando cuenta de lo que acontece en en la historia que están creando. En ese sentido están tomando partido, lo cual no quiere decir que sean sectarios o maniqueos. Almudena se cuidaba mucho, porque era una grandísima escritora, de que sus personajes tuvieran aristas y complejidades. Los personajes más bien malvados o con una ideología más perniciosa también tenían momentos luminosos. Se trataba de la vida, no somos ni blanco ni negro sino un compendio de cosas variadas. Pero tenemos una postura y, como decía ella, era ciudadana de su país y tenía una posición clarísima frente a su país y el resto del mundo. Una posición política. Y también tenía un altavoz y una capacidad de comunicar y de transmitir poderosísima. Y lo ejercía porque le servía para entender la toma del mundo, para mejorarlo, para hacerlo un lugar más justo".
Junto con los poemas que le dedica Luis García Montero, los comentarios de su hija Elisa son la otra parte más dulce y divertida del documental. Cada vez que la opinión pública ha hablado de Elisa en el pasado, se aprovechaba para recordar su simpatía por la Falange, como si eso fuera una especie de justicia divina contra el dogma de unos padres de izquierdas. En el documental no existen ideologías y solo se escucha a una hija que ha perdido a una madre. "Esto no debería decirlo, pero en esta foto tengo bigote", bromea en algún momento de la película, señalando una foto de bebé. "Yo, como era morena, hice de mula en la función de Navidad del colegio, mientras que las niñas rubias de ojos azules hacían de ángel. A mí no me causó un trauma, pero mi madre se enfadó mucho".
"Estamos muy contaminados de unos discursos de odio y de confrontación que creíamos superados, pero que vuelven a reverdecer por parte de la derecha", señala Rodríguez. "Elisa ha tenido su ideología, ha ido cambiando y tiene su manera de ver el mundo. Pero por encima de eso tiene una madre y un padre y unos hermanos y una vida, una familia, a los que siempre se quiere y que la adoran, y cada uno piensa lo que quiere libremente. Y yo creo que en ese sentido es una vuelta de esa tolerancia que tanto empezamos a echar en falta cuando se crispan tanto los discursos".
"Como novelista tenía muchas virtudes, pero destacaría su capacidad de entendernos a todos los humanos, de analizar a la gente corriente"
Decía Almudena Grandes que le había marcado el personaje de Ulises, de la Odisea, un libro que le regaló su abuelo cuando era una niña. También que en 1997 se había dado cuenta de que "había escrito siempre la misma historia" y, para solucionarlo, comenzó un sistema diferente de plantear los libros: resolviéndolos antes de escribirlos. "Era fascinante como persona, una persona absolutamente genuina" explica Rodríguez. "Y como novelista tenía muchas virtudes, pero destacaría su capacidad de entendernos a todos los humanos, de analizar a la gente corriente y de cómo a través de la construcción y la reproducción y la recreación de la vida de la gente corriente se pueden contar las grandes historias. A veces, cuando tenemos una gran admiración por un artista parece que le pedimos que sea igual de extraordinario como persona, y eso lógicamente no siempre coincide. Pero aquí, sí. Almudena era tan extraordinaria como su literatura". Almudena se estrena este viernes 16 de mayo.
El Confidencial